Un señor se da una fiesta sorpresa a sí mismo con su colección de Madelman
Agencias, España.
SE LEVANTÓ A LAS SIETE y media de la mañana. Tras desayunar, sacó su colección de veintipico Madelman y los colocó cuidadosamente de pie en el suelo del salón. Por encima puso una guirnalda de colores con las letras “Feliz Cumpleaños”. Luego se fue a trabajar, dejando la radio encendida con Kiss FM en el dial.
“Me pasé todo el día tratando de olvidar todo eso que había hecho por la mañana”, dijo el vecino de El Ferrol Mariano Rafael Ojeda Santos, “a fin de que, al regresar a casa por la noche, me resultara sorpresivo.
Era, efectivamente, su cumpleaños, y a falta de un plan mejor se había organizado a sí mismo una fiesta sorpresa con sus Madelman. Ya sabía de antemano que en el trabajo nadie iba a felicitarle, porque no había dicho a nadie que ese día cumplía 49 años
Al término de la jornada, Ojeda Santos entró un rato a un salón de recreativos para tratar de distraerse y se dejó unas monedas en una máquina. Luego, haciendo como que todo iba a ser sorpresa, subió a su piso, abrió la puerta y se encontró a los Madelman en el suelo con los brazos en alto, tal como los había dispuesto.
El Madelman bombero se había caído.
Se quedó mirándolos un par de segundos antes de murmurar: “anda, qué sorpresa”.
Pero lo cierto es que no había sido del todo una sorpresa, porque durante el día, Ojeda Santos no había conseguido olvidarse totalmente del plan organizado por sí mismo. “Además”, explicó, “ya al salir del ascensor había escuchado claramente al otro lado de la puerta la radio que yo mismo me había dejado puesta para darle ambiente a la fiesta, y con eso sí que me vino todo de golpe a la memoria.
Entonces, en el momento de meter la llave en la cerradura y abrir la puerta, hizo un último intento de dejar su mente en blanco, pero ya era demasiado tarde.